La palabra incienso viene de la palabra latina incensum y hace referencia a la resina seca del árbol incienso, que es como se conoce las especies de Boswellia Sacra. También se denomina olíbano.
El incienso ha sido utilizado desde hace milenios por todas las grandes civilizaciones en sus rituales religiosos y funerarios. Mesopotámicos y egipcios usaban el incienso mediante sahumerios y perfumes para adorar a sus dioses y honrar a sus muertos. Fenicios, griegos, romanos y árabes disfrutaban y comercializaban con el incienso, extendiéndolo por todo el mundo mediterráneo, trascendiendo del templo al interior del hogar.
En el Lejano Oriente, las diferentes civilizaciones de India, China y Japón han utilizado el incienso desde hace milenios para sus rituales religiosos y funerarios. En el presente, el incienso forma parte de la cultura de bienestar y es un elemento imprescindible en nuestro hogar. Quemamos incienso para aromatizar nuestras casas, favorecer la concentración, potenciar la armonía y propiciar una sensación de bienestar.
Sin embargo, esta popularización del uso del incienso ha acarreado una fuerte presión sobre los recursos naturales, y existe el riesgo de sobreexplotación de los árboles de los que emanan las resinas y maderas con las que se elabora. La mayor parte del incienso procede de cinco especies de árboles del género Boswellia, que se distribuyen por el norte de África y la India y sur de China, pero también por Omán, Yemen, el cuerno de África y el Sahel.
Omán es el país que produce el incienso más puro y con mayor precio del mundo. La resina que producen estos árboles es la utilizada para elaborar el incienso. Para garantizar la sostenibilidad y supervivencia de estos árboles, los cortes realizados en la corteza árboles deben ser controlados y deben respetar los tiempos de recuperación del árbol, algo que por desgracia no siempre se respeta.
La sobreexplotación de estos árboles, especialmente en Somalia e India ha motivado el nacimiento de iniciativas ecológicas para conservar los árboles del incienso y garantizar su supervivencia y sostenibilidad, como el proyecto SAVE FRANKINCENSE, un proyecto de conservación e investigación que tiene como objetivo proteger los bosques de Cal Madow (montañas negras) en Somalia, una de las mayores zonas de producción de incienso del mundo.
Conscientes de este problema ambiental, desde Tarodeca seleccionamos cuidadosamente a nuestros proveedores, porque nos importa el consumo responsable y respetuoso con la Naturaleza. Nuestros proveedores Nippon Kodo, fabricante japonés de inciensos artesanales desde 1575, y Sagrada Madre, empresa familiar argentina que fabrica inciensos ecológicos hechos a mano, son empresas responsables ambientalmente en todo el proceso de elaboración y distribución de sus productos.
Nippon Kodo colabora con la reforestación y otras formas de conservación en el sudeste asiático para proteger los entornos de los que proceden los ingredientes naturales de alta calidad que utilizan para elaborar sus inciensos. Es una empresa comprometida con la reducción del impacto ambiental de su actividad, por ello tiene un firme compromiso con la reducción de emisiones CO2, buscando la sostenibilidad de la cadena de producción, desde la adquisición de materia prima ecológica hasta la elaboración del producto final con envases fabricados con materiales reciclados e ingredientes 100% naturales, creando un producto final sostenible y respetuoso con la Naturaleza.
Por su parte, Sagrada Madre tiene su propio programa de reforestación de Palo Santo en los bosques de Morropón (Piura, Perú). Todos sus productos están hechos a mano de manera tradicional y respetuosa con la Naturaleza, con ingredientes 100% naturales y ecológicos.
Porque un esoterismo sostenible es posible, visita nuestra tienda TARODECA, donde encontrarás estos inciensos y otros productos respetuosos con el medio ambiente.